EMPAQUE CON AROMA DE CAFE


Para lograr que al consumidor le llegue un café tostado y molido de óptima calidad, se requiere de rigurosas operaciones técnicas de empacado.


El café es la bebida más común del mundo occidental, forma parte de sus costumbres cotidianas y la sola mención evoca proximidad con personas afectas a nuestros corazones. Bebemos café todos los días y, sin embargo, poco sabemos acerca de él. Al igual que un delicioso postre, un vino fino o un queso especial, un café selecto se logra con esfuerzo y dedicación.
La producción involucra miles de personas dedicadas a la siembra, la recolección, el tostado y el envasado para llevarlo a los distintos mercados sin perder su calidad, su aroma y su sabor. La pérdida de cualquiera de estos atributos es la situación más crítica que puede sufrir el producto.
El café puede soportar, sin perder su calidad, varias semanas después de la recolección. El grano verde recogido conserva ilesos sus aromas potenciales durante largos periodos de tiempo (hasta 2 años), pero una vez tostado, pierde su fortaleza innata y se inicia el proceso de degradación. En menos de 30 días, después de la tostión, los aceites que se hallan alrededor del grano emprenden su oxidación con la resultante de que el grano se daña tomando un sabor agrio.
Hay dos especies importantes de cafeto: Coffea arábica (arábico), y Coffea robusta (robusta). Aunque la especie arábico demanda más cuidado y se produce menos que la robusta, es la especie que tiene mejor sabor. De hecho, todos los cafés finos son forzosamente de la especie arábico.
Los principales países productores están ubicados en la zona ecuatorial: Brasil, el mayor productor (32% de los 112 millones de sacos de sesenta kilos registrados como promedio anual en la producción mundial entre 2000 y 2006), con las especies robusta y arábico en proporciones similares; Vietnam, especie robusta (12%) y Colombia, especie arábico (10%). Los grandes importadores del son: Estados Unidos, Alemania, Japón e Italia.

Principales razones de la importancia del envase para el café.

El aumento de la humedad, la pérdida del aroma y la oxidación, son las principales razones por las cuales el envase reviste una importancia fundamental para el café.
El café en grano es un producto vivo, que en su proceso natural continúa desprendiendo gases y sustancias volátiles. Para mantener su calidad aroma y frescura es indispensable aislarlo de agentes externos que pueden dañar sus cualidades naturales. Los factores fundamentales de esta degradación son: Perdida del aroma, aumento de la humedad y oxidación química.
Perdida del aroma: las moléculas aromáticas formadas en el grano de café durante el proceso de tostado tienden a escapar al exterior. El tiempo que transcurre entre el tostado del grano y su consumo debe ser lo más corto posible, ya que a mayor tiempo transcurrido, la pérdida de aroma es superior.
La humedad: el café recién tostado tiene una humedad del 2 ó 3%, siendo altamente higroscópico (absorbente) esto es, tiende a captar la humedad del ambiente, afectando directamente a su calidad.
La oxidación: el café tostado tiene un 15% de aceites y grasas. El oxígeno del aire provoca su enmohecimiento, así como el daño de sus otros compuestos. Esta circunstancia se ve favorecida por la humedad, la temperatura elevada y la luz.
El proceso degenerativo se acentúa al moler el café, debido a que se aumenta el contacto del producto con el aire. La razón de ello se debe a que el café en grano tiene un periodo óptimo de consumo de 30 a 35 días después de la tostión (una vez abierto el envase), mientras que el molido es más vulnerable: 6 a 8 horas, tiempo a partir del cual perderá más del 70% de sus propiedades aromáticas y de sabor. Estas son las principales razones por las cuales el envase reviste una importancia fundamental para el producto.
Es importante anotar que el café de exportación se empaca y exporta en unidades equivalentes a sacos de 60 kilogramos. El transporte generalmente se realiza por mar hasta las bodegas de almacenamiento del país de destino, directamente a las instalaciones tostadoras, las cuales convierten el café verde en granos aromáticos. La tostión se realiza en los países consumidores, por lo cual el empaque primario, que es el que contiene el producto y está en contacto directo con él, lo hace directamente la tostadora del país correspondiente.

Empaques para el café
Generalmente, ningún sistema de empacado cumple con todas las características exigidas para ser catalogado como óptimo o el más adecuado para el café, y esto se debe a que el producto se deteriora rápidamente si no se toman precauciones adecuadas para su empacado. Todos los cuidados y precauciones que se tengan, desde la selección de la semilla hasta la más cuidadosa torrefacción, pueden echarse a perder si no se elige adecuadamente el sistema de empaque y no se tienen en cuenta los factores determinantes de la conservación.
Uno de los factores más importantes para la conservación de la calidad del café tostado y/o molido es evitar la acción del oxígeno y de la humedad lo cual se logra mediante el empaque.
Entre las características que deben cumplir los empaques para el café se destacan las siguientes: Uno. Impermeable. Debe formar una barrera contra el oxigeno, los aromas externos y la humedad. Dos. Inerte. El empaque no debe desprender sabores, olores o materiales tóxicos. Tres. Resistente y durable. A prueba de aceites y mal trato en los canales de venta. Cuatro. Moldeable. Para facilitar el manejo en las operaciones de llenado. Cinco. Con leve permeabilidad al dióxido de carbono. Seis. De presentación llamativa para el consumidor. Siete. No contaminante después de su uso. Ocho. Económico.

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