IBM: 100 años trabajando por un mundo mejor


Si hay una empresa que entienda cómo resistir una, dos o más crisis mundiales, esa empresa es IBM. “El Gigante Azul” ha sobrevivido a dos guerras mundiales, la “Gran Depresión del 29” y numerosas crisis financieras de los últimos tiempos que han sepultado organizaciones tan poderosas como Lehman Brothers o General Motors. ¿Qué tiene IBM para seguir tan campante?



IBM celebró su centenario el 16 de junio de 2011 con la publicación de un libro titulado: “Trabajando por un mundo mejor: Ideas que transformaron un siglo y una compañía” escrito por tres periodistas, Jeffrey O’Brien, Kevin Maney y Steve Hamm, en el cual relatan por primera vez los secretos este éxito empresarial. El libro es una crónica de las diversas maneras en que el mundo fue cambiando a lo largo de un siglo, en la tecnología y los negocios, y reseña la evolución del progreso, así como el papel que IBM desempeñó en estos cambios.

La empresa, fundada en 1911, fue el resultado de la fusión de cuatro compañías: Tabulating Machine Company, International Time Recording Company, Computing Scale Corporation y Bundy Manufacturing Company. En 1924 adoptó el nombre de “International Business Machines”, que más tarde simplificó con la sigla IBM. La empresa fue moldeada por Thomas Watson Sr. quien la direccionó hacia la investigación y la ingeniería con el lema “Think” (Piensa). La frase de Watson continua vigente hoy en día y es la razón por la cual sus invenciones y descubrimientos son parte del ADN de la industria de la tecnología informática.

La revista Fortune en su edición del 7 de junio de 2011 clasificó a IBM como la empresa número 18 en los Estados Unidos en términos de tamaño, y la séptima en términos de beneficios. El valor de marca de IBM es de 69.905 mil millones de dólares, y después de Coca-Cola es la segunda marca más valiosa del planeta, según la investigación de Interbrand publicada hace tres semanas. IBM fue clasificada como la empresa número 31 en tamaño por Forbes en  junio de 2011. La multinacional emplea más de 426 mil “IBM'ers”, denominación acuñada para calificar sus colaboradores directos en más de 200 países. Ocupa además de ingenieros y científicos a investigadores, profesionales de ventas, consultores y administradores de empresas.

El libro de Kevin, Steve y Jeffrey presenta una mirada al pasado de IBM y cómo desarrolló su actividad en el transcurso de estos cien años. De igual forma los autores describen cómo la empresa nació, creció, prosperó, casi sucumbió, se transformó y cómo logró prepararse para el nuevo camino en su segundo siglo de innovación. “Los autores descubren en este documento no sólo una riqueza de hechos e historias, sino también un conjunto de potentes ideas que nunca fueron escritas, pero que han forjado la historia de una compañía desde su nacimiento hasta la actualidad”, comentó Mike Wing, editor del libro y Vicepresidente de Comunicaciones Estratégicas de IBM.

El código de barras es uno de los grandes aportes de la tecnología industrial que IBM aportó al mundo comercial. Su aplicación se tradujo una mejor atención al cliente, un control de inventarios preciso y un gran almacenamiento de datos comerciales. La aplicación se extendió velozmente a otras industrias. Actualmente se utiliza para identificar absolutamente todo, desde automóviles hasta vacas lecheras. El código de barras lo encontramos en todas las etiquetas ya sea en una entrada a cine o una tarjeta de embarque. Si no hubiera sido por el código de barras, habría sido imposible crear el sistema  de inventario que revolucionó la industria a fines del siglo XX y abrió la era de los grandes supermercados y cadenas de suministro globales.
Sam Palmisano, Presidente Ejecutivo de IBM,  en el prólogo del libro señala que la decisión de ir más allá de una publicación conmemorativa tradicional, e investigar y producir un libro de ideas, que se basa en la convicción de que la historia de la compañía contiene lecciones sobre los negocios, la tecnología y el progreso, que se extienden mucho más allá de IBM.

Esta es la primera vez en 8 años que hago un análisis de la marca IBM. Me había negado esa posibilidad por una razón simple: mis dos hijos son “IBM'ers”.

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