“Traeme un colombiano que esta estrenando vestido”




El Colombiano, que desde 1912 hace parte de la vida diaria de los antioqueños, celebró sus cien años con el cambio de su presentación. ¿Qué busca? Principalmente modernizar su imagen y el sistema de trabajo para ponerse a tono con la época.

Una marca que llega a los cien años sabe que debe contrarrestar amenazas del mercado respecto del peligro, que a diario se canta, sobre la posible desaparición de los medios de comunicación impresos por los cambios tecnológicos que obligan a pasarse a los digitales.

Para el rejuvenecimiento de su identidad física y visual se utilizó el formato tabloide europeo, equivalente al tamaño doble carta (27,8 x 43,2 cms.), muy cómodo para leer y transportar. El tabloide ha venido tomando fuerza en las tres últimas décadas a tal punto que prestigiosos diarios como The Times, The Independent y The Guardian lo han aplicado en un intento por frenar la continua pérdida de lectores y para reducir costos de producción.

El fundador del Periódico, Don Francisco de Paula Pérez al momento de iniciar la empresa periodística, buscaba rescatar un ideal, pero ante todo el nombre de un diario sepultado durante la Guerra de los Mil Días que pretendía la unidad nacional: “El Colombiano”. El Periódico orientado en su segunda etapa por Julio C. Hernández y Fernando Gómez Martínez fue proyectado como un diario democrático, y su nombre se arraigó en la mente de los antioqueños hasta el punto que hoy los lectores no compran un periódico, simplemente solicitan: “traeme un Colombiano”.

La “marca paisa” se ha nombrado todos los días durante 100 años por varias generaciones, al punto que en broma hay quienes se atreven a asegurar que “sólo existen si aparecen en sus páginas”. Ese arraigo y el amor que profesan los paisas a su diario implicó un serio estudio por parte de las directivas para decidir un cambio tan radical y atrevido como el que presenciamos el lunes pasado, con cantos gregorianos en la Catedral Basílica de Medellín.

El nuevo Colombiano que nos presentaron es una muestra de creatividad, donde la información se conjuga con infografías que incluyen mapas, cuadros estadísticos, esquemas visuales explicativos y montajes fotográficos editados con elegancia. La diagramación además de embellecer las páginas, permite que la información sea adecuadamente comprendida y más rica su lectura. En este aspecto, podemos apreciar que los editores gráficos son tan importantes como el periodista que redacta la noticia, lo cual se puede apreciar en cada una de las 50 o más páginas del impreso.

El nuevo “tabloide antioqueño” está complementado con otros elementos visuales como el cabezote, que sintetiza gráficamente el nombre de la publicación a través de la letra “C” y que echa mano del color verde, un elemento clave entre los paisas, que son realmente amantes de su bandera. El punto verde y la tipografía serifada utilizada para los títulos y cuerpo del texto, están distribuidos en cinco columnas. Este sello otorga una personalidad de marca única y moderna.

La publicidad, componente indispensable para la subsistencia de cualquier periódico, se ha ajustado perfectamente al tamaño y eso queda demostrado en El Colombiano y otros diarios capitalinos que vienen utilizando el formato tabloide como El Espectador o La República. En estas publicaciones con estilo más moderno se puede comprobar que un buen diseño de un aviso publicitario conjuga armónicamente con el contenido informativo sin ser intrusivo, sea de media página vertical o apaisada. Lo importante está dado por la creatividad de los publicistas y el impacto positivo que el aviso deje en el lector. Quienes sostenían que la publicidad se podría ver afectada por un cambio de formato han quedado desmentidos, en otras palabras, el tamaño del impreso es lo de menos, la calidad, la imagen y el diseño se imponen.

Con este nuevo vestido El Colombiano se mantiene frente a las nuevas tecnologías, refuerza el salto al mundo digital, pues la arquitectura aplicada en la nueva marca esta pensada para las diferentes plataformas y audiencias digitales, sin alterar su personalidad corporativa. Pasarán otros cien años y seguramente nuestros bisnietos disfrutarán El Colombiano en www.elcolombiano.com o en las plataformas que prevalezcan más allá del 2112.


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