Cinco países de la UE tienen en jaque al euro


La moneda que pretendía ser la insignia de la concordia internacional en Europa viene atravesando una situación crítica, debido a problemas económicos de 5 países integrantes de la UE: Grecia, Portugal, Italia, España e Irlanda. El hecho de que Grecia esté acaparando la atención de todo el mundo, no puede considerarse como un caso aislado, pues las mismas dificultades la tienen los otros cuatro países, que en conjunto o individualmente pueden ser decisivos a la hora de determinar el resultado de la crisis del euro.

La moneda única de la UE se comenzó a gestar después de la Segunda Guerra Mundial y cuando Europa tuvo que pasar por un largo camino de reconstrucción, situación que la obligó a “encadenar” sus maltrechas divisas al dólar por medio del llamado “patrón-oro”, establecido por el sistema de Bretton Woods. La supremacía de facto del dólar y las devaluaciones forzadas de las monedas, llevó a los países europeos a buscar el ajuste del desequilibrio mediante la integración económica del continente.

Los planes para la creación de la divisa comenzaron con el informe Barre, publicado por la Comunidad Económica Europea en 1969. Ese mismo año tuvo lugar un encuentro de jefes de estado en La Haya para consolidar la unión monetaria. El proceso se retrasó por el colapso del sistema de Bretton Woods en 1971, tras la decisión del Presidente Richard Nixon de suspender la convertibilidad del dólar en oro y la crisis del petróleo de 1972.

Pasarían más de 20 años de idas y venidas hasta que en diciembre de 1991, en la cumbre de Maastricht, Holanda, se establece la entrada en vigor de la moneda, fijando como plazo máximo el 1 de enero de 1999. Lo anterior significó que las monedas antiguas de los países integrantes dejaron de cotizar. En cierto modo, las viejas divisas desaparecieron.

Los presidentes de estas naciones instituyeron las ideas que inspiraron a la creación de la divisa: “Desde que tengamos una moneda común, todos los países miembros debemos cumplir su papel correctamente, y seguir adelante con sus responsabilidades para garantizar que son un socio acreditado. Los países miembros debemos ayudarnos mutuamente, porque una moneda común implica que tenemos que hacer esfuerzos conjuntos para protegerla.”

El primero de julio del 2002, tras la adaptación de sin número de soportes técnicos y electrónicos, el euro entró en circulación en doce de los países: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y Portugal. Los grandes ausentes: Reino Unido, Suecia y Dinamarca.

No pasaron diez años del feliz acontecimiento, cuando comenzaron los rumores sobre el nivel de la deuda de Grecia y el riesgo de cesación de sus pagos. Efectivamente el Gobierno griego había asumido deudas muy grandes y un gasto público descontrolado, lo cual contravenía los acuerdos económicos europeos. Cuando estalló la crisis financiera mundial, su déficit presupuestario subió y todos los países de la eurozona se vieron afectados por el impacto del suceso.

Portugal, Irlanda, Italia y España tuvieron que tomar medidas drásticas para alinear sus economías ante las exigencias de austeridad impuestas por los acreedores. Sin embargo, lo que no estaba previsto fue la crisis política que se desató en cada uno de estos países. En Portugal el primer ministro, José Sócrates tuvo que presentar su dimisión ante el rechazo de la oposición a secundar el programa de austeridad exigido por Bruselas. En España se precipitaron las elecciones que dejaron como presidente a Mariano Rajoy.

En Italia Silvio Berlusconi fue sustituido por Mario Monti, quien está trabajando para llevar a Italia lejos de la insolvencia, tratando de reducir la deuda de 1,9 billones de euros, en un intento por evitar que la crisis ahogue a la que se considera la tercera economía más grande de la región. Expertos economistas coinciden en que la supervivencia de Italia es lo más vital para que la zona euro evite una catástrofe. “La zona euro podría seguir, si es necesario, sin Grecia”, dice Timo Klein, economista de IHS Global Insight. Pero ciertamente no puede prescindir de Italia”. En apretado resumen, este es el panorama que hoy tiene en jaque al euro.

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