Twitter se ha convertido en el fenómeno de las redes sociales que está re-direccionado el nuevo siglo.

Twitter, conocido también como microblogging o nanoblogging, que permite enviar y publicar mensajes cortos con un máximo de 140 caracteres, se ha convertido en el fenómeno de las redes sociales que está re-direccionado el nuevo siglo.




Twitter es pura comunicación y la brevedad al escribir es lo que le da tanto dinamismo y lo hace tan accesible. Cada mensaje enviado puede llevar a que el “twittero” se conecte con más personas, ó por el contrario, puede hacer que algunos dejen de seguirlo. Su característica radica no solo en el envío del mensaje, sino en que se pueden leer otros que interesan.

Movimientos sociales, sindicatos, empresas, políticos, estudiantes, deportistas, periodistas o personas del común han encontrado en esta herramienta, que apenas llega a los siete años de existencia, el medio propicio crear debates, generar corrientes de opinión, recordar una cita o simplemente publicar un estado de ánimo.

Otros han encontrado en Twitter el medio ideal para la movilización de masas, para invitar a una marcha en pro de una idea o iniciar una revolución. De hecho, las protestas en el mundo árabe de 2010 a 2012, denominadas por los medios como la “Revolución Democrática Árabe” o la “Primavera Árabe”, fueron promovidas por internet a través de las redes sociales, especialmente por Twitter.



Esta revolución es considerada la primera gran oleada de protestas laicas y democráticas del mundo árabe en el siglo XXI. Las manifestaciones públicas estuvieron causadas por factores estructurales y demográficos, condiciones de vida duras, desempleo y hambre, a lo cual se sumó la alta militarización y falta de infraestructuras en lugares donde todo el beneficio de las economías crecientes, fue a parar a manos de mandatarios corruptos.

El proceso de globalización difundió las ideas de Occidente a través de Internet, pero no fue sino hasta la aparición de las redes sociales, en la primera mitad de la década del nuevo siglo, que la gente de a pie encontró un medio adecuado para exteriorizar sus inconformidades públicamente y masificar sus opiniones.

La mayoría de los manifestantes de los países del norte de África fueron jóvenes, cuya principal diferencia con sus progenitores radicaba en la formación académica, muchos de ellos con títulos universitarios, familiarizados con las nuevas tecnologías y “conectados” a las redes sociales.

“Twitter Revolutions”

En 2009 Twitter fue usada para organizar las protestas electorales en Irán y las manifestaciones antigubernamentales en Moldavia, por lo cual fue referida como “Twitter Revolutions”.

Estos y otros acontecimientos han llevado a que algunos países como Irán, China o Yemén, estén ejerciendo un control más riguroso para contrarrestar la enorme capacidad que tiene Twitter, no solo como fuente de información en tiempo real, sino como una herramienta al servicio de la comunidad desde la que es posible llamar a “revueltas”. Si en oriente llueve, en occidente no escampa; Inglaterra ha admitido recientemente su intención de acomodarse al nuevo panorama de las redes sociales e incrementar el control que se ejerce sobre ellas para “rastrear movimientos de protesta y responder adecuadamente”.

Según un sondeo de Semiocast, compañía francesa de investigación sobre social media, realizado a principios de 2012, Twitter cuenta con más de 383 millones de usuarios en el mundo, encabezados por Estados Unidos con 108 millones. Su crecimiento no se detiene y es probable que la cifra de duplique antes que termine 2012. Con este desarrollo, las medidas llevadas a cabo para censurar o controlar contenidos o incluso cortar Internet, no tendrían la eficacia esperada, porque probablemente serán burladas por la gran masa de usuarios.

Twitter, Facebook, MySpace, LinkedIn, Ozone o Mixi, son apenas unos ejemplos de redes sociales convertidas en prescriptoras ideológicas, que nacieron como aplicaciones de comunicación interpersonal entre estudiantes universitarios, como es el caso de Facebook, o proyectos de información interna como Twitter, y que gracias a sus sencillas interfaces se han convertido en poderosas plataformas, donde cualquier persona conectada a Internet puede contribuir a direccionar el rumbo del nuevo siglo que nos tocó vivir.

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