Las grandes marcas le apuestan a un nuevo posicionamiento: “Verde”

Fotomontaje de Brandchannel. Publicado en www.brandchannel.com
El concepto de “Sostenibilidad ambiental” ha venido adquiriendo gran resonancia en las últimas décadas, debido a los problemas presentados por la contaminación ambiental, las emisiones de gases industriales, derrames de petróleo, quema de basuras, incendios forestales, transporte urbano… situaciones que de alguna manera han perturbado el equilibrio de la naturaleza, hasta el punto de producir cambios climáticos muy severos en el planeta.

En pocos años el término “sostenibilidad ambiental” ha tomado gran resonancia en foros y encuentros multilaterales, donde las naciones más desarrolladas, culpables, en mayor o menor medida del desastre, buscan soluciones al problema de este desequilibrio de la naturaleza.

La definición de sostenibilidad que encierra el sentido más amplio del concepto: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”, fue dada en 1987 en un informe de Brundtland (Comisión Mundial de Medioambiente y Desarrollo de Naciones Unidas).

En otras palabras se podría afirmar que: “una empresa es sostenible cuando para realizar su actividad productiva con los recursos actuales, no compromete los recursos de las generaciones futuras”.

El concepto lo están aplicando las grandes corporaciones globales a través de la construcción de los cimientos para que así sea: ser sostenible no debe ser una moda, debe ser parte de la esencia de cualquier empresa. La estrategia puesta en marcha hace pocos años por las marcas de las grandes multinacionales, le apuesta a incrementar una producción con energías renovables.

Hace pocas semanas Interbrand, la consultora de marca más grande del mundo, presentó un estudio sobre las marcas con tendencia “verde”, en el cual analiza cómo las principales compañías realizan un trabajo sistemático en el ámbito de la sostenibilidad y cómo sus esfuerzos conscientes del medio ambiente son percibidos por el público.

Estas dos aristas del estudio, rendimiento sostenible y percepción del público, conforman la articulación de las empresas verdes, circunstancia que aplican de forma razonable para construir una imagen positiva que se puede aprovechar para fortalecer el valor de marca.

El ranking de Interbrand presenta las 50 marcas más verdes del mundo. El primer lugar lo tiene la japonesa Toyota, el segundo puesto es de Johnson & Johnson de Estados Unidos, el tercero lo ocupa Honda, también de Japón. El cuarto puesto lo tiene la alemana Volkswagen y el quinto es de la marca tecnológica HP de Estados Unidos. Le siguen Panasonic, Dell, Siemens y Danone. El decimo lugar lo ocupa BMW de Alemania.

Jez Frampton, Global Chief Executive de Interbrand, sostiene que “Las mejores marcas verdes son esencialmente rentables, éticas y ecológicamente responsables”. El ejecutivo afirma: “estas marcas tienen un historial comprobado de desempeño, se esfuerzan por operar con transparencia y practican lo que predican cuando se trata de la sostenibilidad. Las mejores marcas verdes nos muestran lo que es posible”.

Después de evaluar las marcas más importantes del mundo sobre la base de su desempeño, así como la percepción del público acerca de sus credenciales ecológicas, Interbrand y Deloitte aplauden las 50 mejores marcas globales verdes que se presentan en este informe. Estas marcas, altamente innovadoras, están nivelando el camino a una nueva era creando confianza y seguramente mayores esperanzas para el futuro.

Lo anterior demuestra que las marcas trabajan ahora en el desarrollo y la innovación constante de las energías renovables, centrando gran parte de sus negocios en las fuentes energéticas sostenibles, buscando reducir progresivamente la dependencia de otras energías menos respetuosas con el medio ambiente.

Las grandes marcas están buscando un nuevo posicionamiento que las identifiquen como “verdes”, a través de un direccionando en la Investigación y el desarrollo hacia nuevas fuentes, como las que aprovechan las energías de las olas, las corrientes marinas, la utilización de envases Pet para producir prendas de vestir o soluciones de almacenamiento de CO2 entre otras, que acerquen la “energía limpia” a millones de personas.



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