500 millones de chinos ingresan al mercado global del consumo

En los próximos 20 años el mundo será testigo de un proceso migratorio que convertirá a 500 millones de campesinos chinos en residentes urbanos, según un estudio del Instituto de Investigación del Desarrollo Ciudadano y Medio Ambiente de la Academia de Ciencias Sociales de China.



El estudio calcula que al término de la presente década, más de 200 millones de campesinos han de trasladarse a trabajar y vivir en las grandes ciudades del país asiático ubicadas en la costa pacífica, y para el año 2032 la cifra alcanzará los 500 millones.

Según cálculos preliminares, el proceso necesita al menos 100 mil yuanes per cápita (16 mil dólares) sólo en los temas de servicios públicos y seguridad social. Con base en el cálculo inicial, en las próximas dos décadas, el costo superará los 50 billones de yuanes. El éxodo rural de China traerá consecuencias en el ordenamiento económico global, a pesar de que el fenómeno no traspasará, por el momento, las fronteras del propio país.

La primera y segunda Revolución industrial de mitad del siglo XVIII y principios del XX trajo consigo el mayor conjunto de transformaciones culturales, socioeconómicas y tecnológicas que el mundo no había experimentado hasta ese momento: la economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por la industria y la manufactura.

Lo anterior dio origen al mayor proceso migratorio de toda la historia de la humanidad en el que millones de europeos pobres emigraron hacia los continentes de América y Australia, fenómeno que no ha terminado después de 260 años.

El otro éxodo de grandes proporciones se produjo en los países del Tercer Mundo a partir de 1950. Con el desarrollo los medios de comunicación empezando por la radio y el progreso de la aviación comercial, millones de personas se volcaron a las principales ciudades de Estados Unidos, Australia, Japón, Europa, China y Canadá, proceso que ha dado como resultado las megalópolis, convertidas hoy en día en poderosos centros de consumo.

Dos ciudades chinas figuran en el ranking de City Population World (2012-10-01) entre las cinco más pobladas del mundo después de Tokio y Nueva York: Shanghái con 25.5 millones y Canton con 25.1.

La hermosa ciudad de Shanghái es la más poblada 
de China y del mundo con más de 25 millones de habitantes.
 Está situada en China del Este.
En 2011 la población urbana de China alcanzó 691 millones de personas, es decir que la tasa de urbanización llegó a 51,27%, superando la de las zonas rurales. Lo anterior representa un cambio histórico en la estructura de la sociedad china, si tenemos en cuenta que a mediados del siglo pasado (1950) la población urbana apenas llegaba al 10,7%.

Con las predicciones del estudio, en 2032 el número de habitantes urbanos de China estaría en el orden del 88,3% y el rural apenas alcanzaría el 11,7%. En menos de seis décadas China ha pasado de la época en que imperaba la sociedad de tipo rural a una nueva en la que impera la sociedad urbana.

El fenómeno migratorio rural es un problema común en todo el mundo y los factores están dados por la escasez de servicios básicos como la atención médica oportuna, la educación básica, el trasporte, etc., pero sin duda el que más influye es la mayor fuente de empleos en las ciudades. En otras palabras, la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Según Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China y autor de “China: de la A a la Z”, el problema campesino en China tiene tres manifestaciones principales. En primer lugar, la alimentación: el índice de absorción diaria de proteína por persona es bajo comparado con el de la ciudad. En segundo lugar, la renta. El ingreso neto rural es inferior al tercio de la media urbana. Tercero, el bienestar. El estado de los servicios básicos como la salud y la educación son muy precarios. Ríos concluye que el desempleo y el subempleo entre la población rural es otro factor de peso.

Esto hace que la migración a los centros urbanos sea la mejor cura para superar los desajustes sociales y la pobreza, pero es también una oportunidad para las empresas y en general para los países del Tercer Mundo que buscan nuevos mercados para sus productos y servicios. Todo lo que seamos capaces de producir para satisfacer las necesidades básicas del ser humano: comida, vestuario, vivienda, transporte, recreación, etc., tiene un cliente potencial en estas megalópolis.

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