Escasez de mano de obra barata en China, un problema para las grandes marcas
China fue hasta hace pocos años el país con mejores garantías de trabajo de manufactura para las grandes marcas, por la oferta de la mano de obra más barata del mundo, situación que convirtió la tierra de Mao en una economía muy poderosa.
Pero ese dividendo demográfico, que impulsó su crecimiento durante varias décadas, ha venido descendiendo debido a una nueva estrategia del Estado chino, que busca el desarrollo hacia el interior del país. En 2010 el Congreso del Partido Comunista aprobó oficialmente el paso de su economía, basada en las exportaciones, a un modelo con énfasis en el consumo interno, lo cual obliga a que los consumidores tengan mayor poder adquisitivo, situación que solo se consigue con mejores sueldos.
Por otro lado, la mano de obra del gigante asiático, compuesta básicamente por campesinos, ha venido experimentando un cambio generacional. En las últimas décadas los trabajadores chinos constituían una fuerza laboral sumisa. Hoy, sus hijos son diferentes, tienen más educación, mayores aspiraciones y exigen mejores ingresos en condiciones laborales justas.
Foxconn, el mayor empleador privado de China y uno de los principales fabricantes para las marcas de tecnología ha estado involucrado en varias controversias, la mayoría relacionadas con la forma de tratar a sus empleados. En 2012, Apple contrató los servicios de Fair Labor Association para que hiciera un estudio sobre las condiciones laborales de la fábrica.
No obstante, Foxconn ha subido los sueldos cuatro veces en los últimos tres años. Un trabajador que se vincula hoy, gana casi dos veces más que un nuevo empleado en 2010. Estas mejoras se deben en buena medida a los controles y auditorías internas de las marcas contratistas, pero también a las exigencias de esa nueva generación de trabajadores, a lo cual se suma la decisión del gobierno chino de permitir que el yuan se “aprecie” frente al dólar americano.
Según Shujie Yao, académico chino vinculado a la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, se trata de un problema “estructural” de la economía china con profundas consecuencias. “El agotamiento de esa mano de obra barata está influyendo en el incremento del costo laboral, debido a los aumentos salariales y a cambios en la migración interna china, que es clave en la estructura laboral”, señaló en una entrevista concedida a BBC Mundo.
Estos y otros factores políticos y sociales han provocado la creciente escasez de la mano de obra y el incremento de los costos laborales en las fábricas, por lo cual muchas multinacionales han tenido que trasladar su producción a economías menos desarrolladas del sureste de Asia como Tailandia, Indonesia, Vietnam, Camboya o Bangladesh, donde los precios son más favorables, pero las condiciones laborales son muy precarias.
La ventaja es clara: mientras el salario mínimo en las ciudades costeras de China es de 1.500 yuanes (unos US$ 245), en Vietnam y Camboya es de US$90. En Bangladesh, país sumido en la tragedia de hace un mes, el pago escasamente alcanza los US$50 al mes.
Pero no todo esta “acabado” para las marcas que requieren el trabajo de estas personas. De acuerdo con investigaciones de la ONU, China enfrentará una fuerte competencia de la India en el futuro. Los análisis estiman que el 65% de la población total de la India alcanzará la edad laboral en 2035, convirtiéndose en el mayor proveedor mundial de mano de obra barata. Global Times citó en fecha reciente los pronósticos de Goldman Sachs, en el sentido de que India podría disfrutar de un largo período de “dividendos demográficos” en su economía hasta el año 2050.
A un mediano plazo, China también podría beneficiarse de la escasez aparente de su mano de obra, para conseguir un crecimiento más equilibrado y la construcción de una sociedad más justa.
Pero ese dividendo demográfico, que impulsó su crecimiento durante varias décadas, ha venido descendiendo debido a una nueva estrategia del Estado chino, que busca el desarrollo hacia el interior del país. En 2010 el Congreso del Partido Comunista aprobó oficialmente el paso de su economía, basada en las exportaciones, a un modelo con énfasis en el consumo interno, lo cual obliga a que los consumidores tengan mayor poder adquisitivo, situación que solo se consigue con mejores sueldos.
Por otro lado, la mano de obra del gigante asiático, compuesta básicamente por campesinos, ha venido experimentando un cambio generacional. En las últimas décadas los trabajadores chinos constituían una fuerza laboral sumisa. Hoy, sus hijos son diferentes, tienen más educación, mayores aspiraciones y exigen mejores ingresos en condiciones laborales justas.
Foxconn, el mayor empleador privado de China y uno de los principales fabricantes para las marcas de tecnología ha estado involucrado en varias controversias, la mayoría relacionadas con la forma de tratar a sus empleados. En 2012, Apple contrató los servicios de Fair Labor Association para que hiciera un estudio sobre las condiciones laborales de la fábrica.
No obstante, Foxconn ha subido los sueldos cuatro veces en los últimos tres años. Un trabajador que se vincula hoy, gana casi dos veces más que un nuevo empleado en 2010. Estas mejoras se deben en buena medida a los controles y auditorías internas de las marcas contratistas, pero también a las exigencias de esa nueva generación de trabajadores, a lo cual se suma la decisión del gobierno chino de permitir que el yuan se “aprecie” frente al dólar americano.
Según Shujie Yao, académico chino vinculado a la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, se trata de un problema “estructural” de la economía china con profundas consecuencias. “El agotamiento de esa mano de obra barata está influyendo en el incremento del costo laboral, debido a los aumentos salariales y a cambios en la migración interna china, que es clave en la estructura laboral”, señaló en una entrevista concedida a BBC Mundo.
Estos y otros factores políticos y sociales han provocado la creciente escasez de la mano de obra y el incremento de los costos laborales en las fábricas, por lo cual muchas multinacionales han tenido que trasladar su producción a economías menos desarrolladas del sureste de Asia como Tailandia, Indonesia, Vietnam, Camboya o Bangladesh, donde los precios son más favorables, pero las condiciones laborales son muy precarias.
La ventaja es clara: mientras el salario mínimo en las ciudades costeras de China es de 1.500 yuanes (unos US$ 245), en Vietnam y Camboya es de US$90. En Bangladesh, país sumido en la tragedia de hace un mes, el pago escasamente alcanza los US$50 al mes.
Pero no todo esta “acabado” para las marcas que requieren el trabajo de estas personas. De acuerdo con investigaciones de la ONU, China enfrentará una fuerte competencia de la India en el futuro. Los análisis estiman que el 65% de la población total de la India alcanzará la edad laboral en 2035, convirtiéndose en el mayor proveedor mundial de mano de obra barata. Global Times citó en fecha reciente los pronósticos de Goldman Sachs, en el sentido de que India podría disfrutar de un largo período de “dividendos demográficos” en su economía hasta el año 2050.
A un mediano plazo, China también podría beneficiarse de la escasez aparente de su mano de obra, para conseguir un crecimiento más equilibrado y la construcción de una sociedad más justa.