Estrategia de Avianca con su “nuevo vestido”

Tres años duró unificar en una sola denominación de marca el grupo de aerolíneas conformado por: Aviateca de Guatemala, Lacsa de Costa Rica, Avianca y Avianca Tampa de Colombia, AeroGal de Ecuador y Taca de Perú, estrategia que tiene un doble propósito: prestar un servicio con el concepto corporativo de “excelencia latina” y una unión continental para crecer como grupo, pero también como empresas individuales.



Avianca será adoptada como la marca comercial y la personería jurídica del consorcio aéreo seguirá siendo Avianca-Taca Holding. La estrategia de la aerolínea está fortalecida por su vínculo con Star Alliance, un “club” global de transporte aéreo que dimensiona los servicios de las aerolíneas asociadas a través de conexiones en todo el mundo.

Star Alliance opera 21.900 vuelos diarios en 1.356 aeropuertos de 194 países. Su flota está compuesta por 4.570 aeronaves. Esto quiere decir que además de los destinos definidos de Avianca en América y Europa, un viajero podrá servirse de aerolíneas de otros países para llegar más allá, con la “protección de la marca Avianca”.

Los cambios en la nueva identidad visual son muy sutiles: se mantiene el color rojo y una tipografía muy parecida, con trazos menos rígidos. El “gran cambio” se aplicó al símbolo que identifica el cóndor a través en un trazo continuo, que tiene la forma del continente americano, el cual se trasladó a la derecha del logotipo para crear la sensación de un vuelo libre… sin horizontes.

Lo más significativo del trabajo gráfico es el diseño de la identidad visual puesto en las naves, donde la fortaleza del símbolo que representa la unión de las Américas esta en la cola. Allí la vibración del rojo y los tonos de la gama cromática son evidentes. El color blanco que cubre la mayor parte de la decoración, destaca el nombre de marca, dando un aspecto dinámico y muy elegante a los aviones.

Por otro lado, la estrategia de comunicación que complementa el trabajo visual se inició esta semana bajo el lema “Es por ti”, eslogan con lo cual se busca que el usuario se sienta aludido, aproximando la marca a lo que él espera encontrar cuando utiliza sus servicios: “Si combinamos un mejor servicio con más destinos en América y Europa… es por ti”; “Si ahora ofrecemos un vuelo directo de Bogotá a Cancún… es por ti”. “Si hoy volamos con el orgullo de ser latinoamericanos… es por ti”, un eslogan con muchas millas.

Para cumplir ésta y las demás promesas puestas en los medios de comunicación, la empresa, ahora una multinacional, reorganizó los procesos, modernizó la flota y puso en marcha un riguroso trabajo en la cultura interna de servicio, focalizado en los atributos de excelencia y calidez, propios, no solo de Colombia, sino de Perú, Ecuador, Costa Rica y Guatemala, los países participes del convenio unificador.

El tiempo que demore el trabajo de re-marcación es simultaneo con la estrategia de comunicación, que podría ser suficiente para reposicionar la marca en Colombia, pero el dilema que se presenta ahora es: ¿cómo “afectar positivamente” al ciudadano común de los países que conforman la alianza?


El proceso de re-branding se puede prolongar hasta por dos años, porque no solo es ubicar la
nueva identidad visual en las aeronaves, sino llevar la marca a todos los puntos donde tenga
contacto directo con los usuarios: aeropuertos y oficinas en las ciudades de destino, uniformes
de auxiliares de vuelo y colaboradores en tierra, además del material corporativo y de merchandising.
El reto que debe superar la “nueva empresa” es lograr trasmitir a ese ciudadano, que Avianca también pertenece a ellos, así los nombres Taca, Aviateca, Lacsa o AeroGal hayan sido borrados de sus naves para imprimir allí el logotipo de Avianca.

Con el usuario corporativo no hay problema, porque de alguna forma entiende la estrategia que utilizan las empresas para fortalecerse y crecer. Además compensan de inmediato sus expectativas cuando reciben los valores corporativos y atributos que la marca les brinda.

En este mundo globalizado, las marcas ya no pertenecen a su creador, ni al director de marketing, ni al presidente o CEO de la organización, ni siquiera al país de donde provienen, las marcas pertenecen a los consumidores de cualquier parte del mundo; el dilema sigue siendo: ¿cómo convencerlos de que las marcas son suyas?

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