Farc, “no romper vínculos de su pasado”

El nombre de marca “Farc” fue, hasta hace poco, la sigla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, grupo guerrillero de tendencia marxista-leninista, que en su transición hacia un partido político cambió su nombre denominativo por Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. “La decisión de mantener la sigla está relacionada con no romper los vínculos de su pasado”manifestó su máximo líder cuando presentó el logotipo el pasado mes de septiembre.

Esta marca identificará el nuevo partido político, denominación sobre la cual se apoyarán las ideas y programas en la próxima contienda electoral.

Miguel Jaramillo, Especialista en Comunicación Estratégica y Conflictos Armados de la Universidad Complutense de España, sostiene que sus militantes “no pueden negar su vínculo como un ejército irregular que cometió muchas atrocidades”, pero en ese tránsito de la vida armada a la civilidad “tienen que acercarse de nuevo a la ciudadanía, donde tienen que replantearse desde sus íconos, su denominación y la experiencia sensitiva que generan”. Situación que, indica el experto, no se logra al mantener estas iniciales.


En el cambio presentado:
¿Están dados los valores de las “Farc” antes de constituirse en partido político?
¿Cuáles son sus atributos actuales?
¿Cuál es el posicionamiento de su marca?
¿Qué beneficio central obtendrán los electores?

El nuevo look no cambia lo que la sigla significa en la historia reciente del país, así el símbolo de los fusiles haya sido reemplazado por una inofensiva rosa roja y las cuatro letras hayan sido matizadas con el verde de la esperanza.

Muchas siglas, como “Onu”, “Láser”, “Sida”, “Isis”, se lexicalizan y pasan a ser nombres comunes, a tal punto que la mayoría de las personas pierden la noción de que se trata de un nombre mixto con un significado propio. “Isis” por ejemplo es la sigla de Islamic State of Iraq and Syria (Estado Islámico de Iraq y Siria), pero esas letras por si solas tienen un significado diferente, asociado con violencia y/o terrorismo.

Generalmente una sigla representa el nombre comunicativo de un producto, una empresa o una organización, el cual se inicia con la creación del logotipo, pero con el paso de los años, la gente tiende a olvidar la forma tipográfica de las letras y lo que queda en la mente es el nombre y los beneficios que ha recibido de la marca.

Un mal nombre es el primer paso al fracaso, por el contrario, un buen nombre puede constituirse en el más valioso de los activos intangibles, ya sea para un producto, un servicio, una organización o un partido político.

El partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, no representa en el momento lo que su nombre denominativo quiere transmitir, simplemente porque la sigla comunica todo lo contrario. Mirándolo desde otra óptica no es un buen activo para iniciar la construcción de una marca, puesto que carece de valores y sus asociaciones están ligadas a un pasado tormentoso.

Esas cinco décadas están “tatuadas” en la mente de millones de colombianos y no se pueden borrar con la simple caricia de uno de los pétalos de la “inofensiva” rosa roja. El solo hecho de pronunciar la palabra “Farc” es recordar lo que quieren olvidar todos los colombianos.


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